10 sept 2010

Ahí va la bola

El futbol siempre ha sido una de mis pasiones. Lo digo así porque nunca he podido dejarlo. A pesar de que tenga muchas cosas que hacer, sin importar a qué hora, o qué clima, o cuántas tareas, siempre termino en la cancha. Esta es la primera vez que me quedo con un equipo más de un semestre. Su nombre: Faldas Sucias.
Terminé en ese equipo por mis ganas de jugar. El semestre pasado me quedé sin gente y lo único que pude hacer fue anotarme en la lista de freelancers. Como noté que eran tantas, se me ocurrió hacer un equipo de puras de nosotras olvidadas; esto no sucedió.
Una de ellas, que era de Canadá y venía de intercambio me dijo que ya la habían llamado de otro equipo, y que podía decirles que me uniera. Así fue como llegué a las Faldas Sucias, con una Trini goleadora y poca condición física. La verdad la chava esta jugaba demasiado bien para ser verdad, y fácilmente se llevaba a todos los equipos completos ella sola.
Ahora que se fue, las cosas son diferentes. De ese equipo sólo quedamos tres o cuatro, y no hemos podido ganar un solo partido. Realmente creo que tenemos potencial para seguir adelante, pero hay que integrarnos.
El punto de este preámbulo es llegar a la conclusión de que no me importa ganar o perder. Claro, siempre es bueno ganar, pero sé que mientras de todo de mí y mis piernas corran histéricamente por toda la cancha, y al final esté empapada de sudor, y no pueda ni respirar, y vea que las demás se esforzaron también, eso me basta para querer regresar la próxima semana a seguir brincando y corriendo y haciendo desmanes.

viva la bola! wuuu

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