16 jul 2010

Regateo, ¿arte o abuso?


Para todo viajero siempre es grato ahorrarse un poco de dinero. El regateo ocurre, regularmente con vendedores ambulantes. Ya sea por costumbre o por posibilidades, (y haría falta indagar en este aspecto) las personas que venden están dispuestas desde el primer momento a bajar sus precios. ¿Será que buscan quien no regatee para darle un precio más alto? ¿Cuál es el precio real? ¿Cuánta gente está dispuesta a menospreciar el trabajo por un buen precio?
Las pérdidas por regateo desde el precio inicial oscilan (de una muestra de tristes 10 artículos en un centro arqueológico del estado de México) de entre el 20% al 40%. Las personas que no se van con el precio inicial, agradecen al vendedor quien inmediata e indudablemente regresará diciendo -Le voy a dar un precio especial - O, ya en las últimas. -¿Cuánto me daría por esto?
El arte, si es que la hay, es probar cuánto aguanta el vendedor. Suponiendo que el precio es demasiado inflado y que se detendrán en uno que les sea suficientemente redituable, y que para el comprador sea justo. De ahí vienen los grandes descuentos. Las compras inteligentes ocurren de grandes compradores. El regateo funciona como una especie de negociación en las que ambas partes quedan conformes.
Por otro lado, en las condiciones en las que viven las personas, y notando la cantidad de vendedores de los mismos artículos, puede ocurrir otra cosa. La competencia es tal que cualquier comprador puede dar dos pasos y comprar exáctamente lo mismo en otro puesto. Si el otro vendedor baja sus precios más, se quedará con él. Habría que reflexionar si las ganancias que tienen después de todo un día de regateos les dan para tener una vida digna.
Es verdad que existen artículos que no están dentro de los precios que uno consideraría justos, pero hay que aceptar que en establecimientos fijos también los hay. En ningún momento he visto que alguien regatee en un Wal mart, o en un carrito en un centro comercial. Lo cual sólo me lleva a pensar que puede ser un abuso a la gente que necesita el dinero, o no come.
La realidad es que el regateo existe, y sólo depende de una cifra, del precio real, el saber si es en realidad un arte o un abuso.

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